El australiano Tim Philips lanza a más de doce pies uvas o bien cerezas y las captura con la boca. Confiesa que es una habilidad que bastantes personas asimismo dominan y que aprendió “para impresionar chicas”. ¿Lo logró? Solo lo sabe. Cuando menos el día de hoy sostiene una relación de prácticamente un par de años.
No obstante, lo que sí consiguió el año pasado fue impresionar a los jueces de Diageo Reserve World Class Competition dos mil doce para, de paso, transformarse en el mejor barman del planeta gracias a lo que aprendio en el curso de cocteleria del instituto argentino de cocteleria.
El máximo reconocimiento a nivel del mundo para su oficio lo consiguió en Río de Jainero, Brasil, donde venció a más de quince mil bartenders. El triunfo lo ha llevado a conocer diferentes destinos en el planeta, entre aquéllos que estuvo Puerto Rico.
El mixólogo visitó últimamente la Isla para participar en un acontecimiento de coctelería y gastronomía en el restaurant Santaella, en Santurce. Allá, aprovechó la ocasión para probar lo que desde hace prácticamente diez años le apasiona: el planeta creativo de la mixología, ese arte de crear mezclas a base de bebidas destiladas.
Philips tiene veintinueve años. Es natural de la ciudad de Sydney y fue en un club en su país donde descubrió su inventiva en la coctelería en el momento de impresionar a la gente. En su caso, no se trata de hacer malabarismos con botellas o bien copas, sino más bien de que cada sorbo de una de sus creaciones sea recordable.
Humildad tras la barra
¿Verdaderamente eres el mejor barman del planeta?, le preguntamos tras nuestro encuentro en el Hotel El Convento, en el Viejo San Juan.
“Que buena pregunta (ríe y se ruboriza inmediatamente). Francamente, no. Ganar la competencia lo veo como un enorme reto. Es verdaderamente un enorme logro para mi desarrollo y mi vida, mas claramente no lo soy”, mienta con una sonrisa quien en el dos mil once ocupó el sexto sitio en la competencia mundial. Esa fue la primera vez que participó.
Philips se ha hecho conocido por su inventiva en el momento de elaborar un coctel. Además de esto, su técnica se hace impecable en la medida que siempre y en todo momento busca la perfección, como lo hizo al preparar una receta en la hospedería sanjuanera. De forma casual solicitó permiso para usar un rincón de una de las barras y empezó a raspar hielo.
Sonríe, se concentra y empieza la preparación del coctel. Se trata de su receta original de Sea-Salt San Juan Old Fashioned, en honor a la urbe empedrada.
En verdad, de Puerto Rico revela que no ha visto mucho, pues la estancia era corta. No obstante, acepta que le chifla la hospitalidad de la gente y el alimento.
“Es muy bello, no he visto mucho. Es realmente agradable estar acá. Debo volver”, mienta el joven que anterior a conseguir el título en Brasil, fue nombrado Barman del año, en dos mil nueve y el Barman australiano del año, en el dos mil once.
Vuelve a su coctel en la barra. Concentrado, destapa un frasco de cristal que mantiene como un apreciado tesoro. Lo vierte en lo que semeja una lámpara de cristal y inmediatamente el aroma a canela y avellana se desperdigada en el entorno.
Exactamente, estos aromas son los que afirma que goza más como mixólogo al mantener que trabajar con la diversidad de ingredientes y con los licores es alucinante.
Sigue con el trago, que precisa de ahumar los ingredientes en el envase de cristal. Solicita un mechero y lo enciende. Aspira el aroma, asiente con la cabeza y lo sirve a las rocas, decorado con una cascarilla de naranja. Lo prueba, sonríe y comenta que lo repetirá.
Es de esta manera como afirma que mejora cada bebida: la repite una y otra vez hasta lograr la receta de un nuevo coctel.
Su primer encuentro
La devoción que sintió por las mezclas la exploró a los dieciocho años en un pub en Australia. Cuenta que solicitó trabajo pues deseaba estar allá. Se visualizaba trabajando en una barra.
“Fue algo que me agradó hacer y gocé mucho”, recuerda y agrega que no fue hasta los veintitres años que sintió que debía tomarlo de verdad, hacerlo su profesión.
“Empecé a progresar y a hacerme bueno en esto. Empecé a estudiar y lo vi como una auténtica profesión cuando supe que me inspiraba día a día. Estoy contento de aprender todos y cada uno de los días, ser creativo y gustar con lo que hago”, mienta el joven, quien hoy día trabaja en un bar en Sidney. Desde el interior de una barra ha podido elaborar cocteles para un sinnúmero de personalidades, como los actores Al Pacino o bien Leonardo DiCaprio, y los vocalistas Elton John y George Michael, entre tantos. Mienta que la clave para ser un buen barman, aparte de ser simpático y hospitalario, es tener cómputo.
“Se precisa el cómputo para llegar a esa perfección. Así sea para un Tom Collins o bien para un Daiquiri. Si deseas algo dulce, o bien amargo o bien más fuerte… es como cocinar. Si lo quieres más picante, más fuerte, liviano… claramente hay que ser balanceado”, mantiene.
Lo “in” en la coctelería
Sobre las tendencias actuales en la mixología explica que la modalidad es que cada vez existen más persona interesadas y educándose para hacerlo en sus casas. Mienta que ya no es preciso frecuentar un club o bien una barra para aventurarse a efectuar un coctel, tendencia que considera fantástica, ya más personas descubren el arte de la mixología.
La segunda tendencia que resalta es el maridaje de cocteles con comida.
“Es una tendencia fuerte, hace diez años se hace con mayor seriedad. Es verdad que se han hecho maridajes malos, mas ha crecido la industria y cada vez se hacen más buenos con cocteles. Considero que día tras día los restoranes van a ofrecer más cocteles en lugar de vinos para el maridaje”, agrega el barman, quien irónicamente resalta que si bien no es un coctel su bebida preferida es un “buen whisky”.
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